miércoles, 13 de octubre de 2010

Blackberry vs. celulares chinos: marca vs. accesibilidad económica

Los celulares revolucionaron el mundo de las telecomunicaciones desde el momento que salieron al mercado mundial a principios de la década de los ochenta. Al principio, poseían las mínimas funcionalidades, tanto por tamaño así como el verdadero servicio que prestaban, es decir: eran tan grandes y pesados que había que llevarlos en un maletín; las posibilidades de captar señal de la red celular eran limitadísimas, aún dentro de las mismas ciudades; y finalmente, eran vendidos a unos precios astronómicos, tanto así, que únicamente eran adquiridos por grandes corporaciones para el uso de sus altos ejecutivos.
                                  
Todo esto ha quedado en el pasado lejano, pues en menos de veinte años, los celulares han evolucionado de tal forma, que la mayoría de ellos ya no cumplen sólo con la función básica para la que fueron creados: hacer y recibir llamadas, sino que se han vuelto pequeños computadores portátiles, con miles de aplicaciones disponibles, acceso a internet, reproducción de música y vídeo y mucho más. Algunos de esos celulares son conocidos como SmartPhones, o más popularmente como BlackBerry.

La compañía canadiense RIM creó en 1996 un aparato que no se parecía mucho a lo que hoy se conoce con ese nombre, pero fue evolucionando gradualmente, hasta que en 1999 se lanzó al mercado el primero de ellos, que iba dirigido principalmente a ejecutivos de grandes corporaciones, debido a su alto precio y a las aplicaciones muy específicas para personas de este perfil: además de ser un teléfono celular, incluía un software con calculadoras financieras, agenda, calendario, alarmas personalizables y no mucho después, acceso a internet a través de la red celular.


Los SmartPhones no durarían mucho tiempo como los únicos celulares que poseían estas funcionalidades. Poco tiempo después, otros fabricantes de tecnología como Nokia, Motorola, Samsung y hasta Apple crearían dispositivos similares. Curiosamente, BlackBerry continuaría siendo el más popular entre los aparatos de este género, aún en la actualidad, con la inmensa cantidad de celulares que ponen la competencia a este aparato en particular; más aún si tenemos en cuenta que BlackBerry ha bajado su perfil de tal forma, que ahora incluye entre su público objetivo a los jóvenes, facilitándoles el acceso a otro de los hitos del siglo XXI: las redes sociales y la mensajería instantánea. Tal y como lo expresa Martín Hopenhayn:

“Se redefine la integración social de modo tal que parece al alcance de cualquiera: las potencialidades de los nuevos medios de información y comunicación que pueden hacer de cada cual un ciudadano activo, un emisor de mensajes y un productor de información; la reivindicación del ‘empoderamiento de la comunidad’, como mecanismo clave del desarrollo social […]”.1


BlackBerry logró un posicionamiento en el mercado, que pocos productos han logrado en la acelerada evolución tecnológica del siglo pasado hasta el presente. Y seguramente tendremos tecnología de esta marca para mucho rato. Sin embargo, en el mundo globalizado se produjo la apertura económica de un gigantesco poderío manufacturero que seguramente la industria de occidente no se esperaba: China.

Con 1.300 millones de habitantes (censados en 2005), este país se ha constituido en una de las grandes potencias manufactureras del mundo, y la apertura económica que se produjo a principios del año 2000 inundó de productos chinos el mercado mundial, a precios notablemente más económicos, aunque de calidad cuestionable. Entre estos miles de productos se encuentran los famosos “celulares chinos”.

Es fácil identificarlos, puesto que son increíblemente económicos, varios miles de pesos menos que otros de marcas reconocidas; no tienen una marca concreta, generalmente se identifican con números; se pueden insertar dos simcards a la vez; poseen TV integrada para canales de señal abierta; incluyen dos baterías en su paquete y otros “extras” como cables y adaptadores2; y finalmente, al preguntar por la garantía o la posibilidad de servicio técnico en caso de fallas, la respuesta es que una o ambas son inexistentes, dejando al comprador con un dispositivo prácticamente “desechable”, que una vez falla, puede tirarse a la basura.


Estos aparatos han llegado a popularizarse en gran medida, pues la mayoría de los colombianos no poseen recursos económicos suficientes para gastarlos en un celular de marca reconocida y en muchas ocasiones prefieren “comprar uno más baratico pero que tenga cosas parecidas al BlackBerry, así no sea igualito”. Pasa entonces una serie de fenómenos que la gran mayoría de usuarios de los “chinos” no se imagina que pudieran llegar a ocurrir: una de las dos simcards no la reconoce el celular chino; no se le pueden instalar juegos, que mayoritariamente están basados en el lenguaje de programación Java, no reconocido por el software del dispositivo, y además no es compatible con los sistemas operativos más usados, como Windows, Mac o Linux ya que no existen los controladores para el dispositivo; tampoco existe un sitio web oficial desde donde se puedan descargar aplicaciones útiles o actualizaciones importantes de software, como sí sucede con los celulares de marcas conocidas; las cámaras indican que toman fotografías de varios megapíxeles, pero en realidad son cámaras VGA de baja resolución que “simulan” la alta resolución a través de un proceso llamado “transpolación de píxeles” creando fotografías de gran tamaño pero de baja nitidez3; el wi-fi incorporado funciona en determinados tipos de redes, y siempre y cuando no pida contraseña de acceso; y finalmente, con una sola caída accidental, el dispositivo falla en el 90% de los casos.



Contrariamente, puede decirse que el BlackBerry bien vale su precio, pues aunque no trae las mismas funcionalidades que los “chinos”, posee otras cualidades que lo hacen prevalecer sobre sus imitaciones: garantía y centros de servicio técnico reconocidos; posibilidad de financiación que incluye planes de datos para acceso a redes sociales e internet; infinidad de aplicaciones y actualizaciones de software descargables a través de un sitio web oficial; compatibilidad absoluta con cualquier sistema operativo de computadores, instalando los controladores adecuados; y aunque carezca de otras funcionalidades que sí poseen los imitadores, es de tener en cuenta que el desarrollo y la evolución de BlackBerry es un proceso que se ha realizado durante varios años, en el cual se han marcado estándares de producción muy altos, logrando así entregar un producto que justifica su valor monetario, a través de muchos factores como los ya mencionados.


Esto hace que el argumento de: “todos los aparatos tecnológicos son hechos en China, así que no importa la marca ni quién los haga” quede sin piso, pues aunque las manufactureras estén localizadas geográficamente en este país, éstas deben cumplir con estándares ya bien definidos por los creadores de los dispositivos, quienes han dedicado años a la ingeniería de éstos y quienes certifican que la fabricación cumpla con los requisitos para que el producto sea puesto a la venta.


En este sentido, es muy diciente que los celulares chinos sólo puedan adquirirse a través de internet, en sitios web como Mercado Libre, en importadoras directas o en el mercado negro, y que en las distribuciones de los operadores de redes celulares colombianas no estén disponibles; únicamente dispositivos de marcas conocidas se venden en estos lugares.


Para concluir, en un sitio web de comercio tecnológico se encuentra un listado llamado “Los 10 Mejores Teléfonos Inteligentes”4, donde cinco de los diez SmartPhones mencionados son marca BlackBerry, de distinta referencia. Los criterios usados para este listado fueron el sistema operativo, diseño y duración de la batería. Definitivamente no aparece ningún dispositivo de origen chino. Queda claro que a la tecnología china, creada sin el respaldo de una marca especializada, le queda mucho camino por recorrer. Sin embargo, al paso al que han evolucionado, seguramente llegarán a tener el nivel de los dispositivos de marca y contribuirán a crear, en las palabras de Armando Silva:

 “[…] “Sociedades de comunicación”, que van a reunir no sólo las nuevas tecnologías de comunicación generadas a partir del computador, el televisor y el teléfono, sino nuevas maneras de operar las sociedades resumidas en las interacciones comunicativas”.5



Realizado por:  Investigación en marcha


1 “ Vida insular en la aldea global”, Martín Hopenhayn. Cultura y globalización – Jesús Martín Barbero, Fabio López y Jaime Eduardo Jaramillo, Edit Universidad Nacional de Colombia. PP 69. ISBN 958-8051-55
3 Foro de usuarios de celulares chinos: http://www.mobilecloseup.com/foro/showthread.php?t=249496
5 “Lo público frente a lo global”, Armando Silva. Cultura y globalización – Jesús Martín Barbero, Fabio López y Jaime Eduardo Jaramillo, Edit Universidad Nacional de Colombia. PP 207. ISBN 958-8051-55.

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